La Asunción de la Santísima Virgen María "Haced todo lo que os diga" (Juan, 5)

Muy queridas hermanas y amigos:
¡Os deseo una feliz y santa fiesta de la Asunción de María! Espero que al recibir este mensaje os encontréis todos con buena salud. Rezo siempre por ello.
Siguiendo el deseo de algunas hermanas, con alegría me propongo compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la Asunción de María desde una perspectiva bíblica. La búsqueda de referencias bíblicas de la Asunción de María está destinada al fracaso, ya que la Asunción de María no se relata en el Nuevo Testamento. Sin embargo, las tradiciones del Evangelio subrayan la relación íntima entre Jesús y María y el papel único que desempeñó la Madre de Jesús en la Historia de la Salvación. Esta unión tan estrecha es el fundamento de la fe en la Asunción de María. Pero debemos hacer una distinción entre la resurrección y ascensión de Jesús, y el hecho de que María haya sido asumida o llevada al cielo por Cristo resucitado. También es importante tener en cuenta que personajes como Moisés, Enoc y Elías ya habían sido llevados al cielo por Dios, por lo que la idea no era ajena a las tradiciones del judaísmo del primer siglo. Estas tradiciones se encuentran también como telón de fondo del relato de la transfiguración en los Evangelios. En él encontramos a Moisés y Elías en sus cuerpos glorificados, con Jesús glorificado. Asimismo, encontramos el retrato de una mujer glorificada en el libro del Apocalipsis (Capítulo 12), imagen del estado bendito de la humanidad antes de que el pecado entrara en nuestra historia. María, la madre de Jesús, encarna ese estado.

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