Bodas de Oro de Pilar Diez

El pasado 25 de julio se cumplían 50 años de mis primeros votos, mejor dicho, del compromiso que algunas de nostras hicimos en aquellos años.

Mirando atrás, el tiempo ha ido rápido, tan rápido que parece mentira. Muchas vivencias,  personas, lugares, tareas, situaciones, desfilan en mis recuerdos en este camino ya largo como religiosa de la Asunción.

Las actitudes que subyacen en todo momento son las de confianza y agradecimiento. He sentido de forma clara en mi vida la presencia amorosa de "Dios que conduce todo". El profeta Isaías lo dice de una forma muy bella:

"Cuando pases por las aguas yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego no te quemarás, la llama no te abrasará.  Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador".

El celebrar este aniversario en el contexto de Ejercicios ha sido una gracia especial. Con S. Ignacio, he hecho memoria de tanto bien recibido, y se ha reavivado el amor primero, aquello que he querido vivir y expresar en mi misterio: "de Cristo", una pertenencia total a Él, y con mi palabra: "Padre, hágase tu voluntad",  una identificación con la actitud fundamental de Jesús, que no tuvo otro alimento que hacer la voluntad del Padre.

El último día de retiro, en la Eucaristía, he renovado mis votos, acompañada por muchas hermanas de la provincia. Ahí estabais presentes todas, las que he ido encontrando en diversas ocasiones, las que han recorrido conmigo algún tramo del camino en distintas comunidades.

Gracias siempre por esta vida compartida, por la bondad, la paciencia, el perdón recibido de cada una y gracias al Padre porque "nunca mano más amorosa ni más sabia puede guiar nuestro camino".

Ah!, y para terminar la fiesta, en la cena, una riquísima tarta típica de León, con las velitas de cumpleaños para soplar. También un estupendo bombón helado a elegir según el gusto de cada cual. ¡Gracias de nuevo por tanto detalle!.

Un abrazo.

Pilar Diez Corral