Iñigo Escribano, AMA en San Luis
Mi tiempo como AMA en San Luis (Petén) sin duda ha sido de las mejores experiencias de mi vida. Han sido tres intensos meses compartiendo con las internas de las aldeas, los externos y las hermanas “chapinas” de la Asunción. Desde el momento en que aterricé en la capital la gente me ha tratado genial, desde los vecinos de San Luis que conocí en el Aeropuerto de la Aurora hasta los profesores del colegio, pasando por los alumnos, las hermanas, exalumnos... ¡Hasta el obispo de Petén! En estos meses he podido aprender sobre la cultura kekchí y mopán, la vida diaria de las religiosas y la importante misión que desarrollan, tanto en el colegio como en las aldeas del municipio.
Es una experiencia que, a pesar de no ser la más cómoda, se la recomendaría a todo el mundo, ya que no solo se realiza una bonita labor, sino que se desarrollan habilidades relacionadas con la confianza, la paciencia y el autocontrol. Además, he creado vínculos humanos que espero mantener el resto de mi vida. Agradeciendo, desde aquí, a todas esas personas que he conocido el haberme hecho sentir como en casa en todo momento, si bien es cierto que, difícilmente, uno puede sentirse solo conviviendo con casi treinta adolescentes (“ja, ja, ja”).
Iñigo Escribano